19 de agosto de 2025
La llegada de Mercedes al Turismo Carretera (TC), a través de un proyecto privado de Prestige Auto y el equipo Maquin Parts, parecía una gran noticia: más competencia y más espectáculo. Sin embargo, el movimiento encendió un debate profundo sobre la pérdida de identidad del TC, la indiferencia de la ACTC frente a las críticas de los fanáticos y el avance del marketing sobre la tradición.
Con Otto Fritzler y Diego Azar como pilotos, el equipo utilizará la histórica estrella de Mercedes en un auto que no existe en ningún catálogo global de la marca. Es, básicamente, una creación de marketing que busca darle visibilidad a Mercedes en Argentina más que continuidad a su legado deportivo.
El desembarco no es oficial de la automotriz, sino una apuesta de Prestige Auto, empresa que maneja las operaciones locales de la marca. La movida recuerda al debut de Toyota con el Camry en 2022, impulsado por el propio Daniel Herrero, ex presidente de Toyota Argentina y actual número uno de Prestige Auto.
Hoy el Turismo Carretera combina en su grilla al Mustang, Camaro y Challenger (modelos reales), con reinterpretaciones como el Toyota Camry y creaciones casi ficticias como el actual Torino, al que se suma ahora este inédito Mercedes.
El problema no es la diversidad, sino la falta de coherencia narrativa: los hinchas se preguntan qué sentido tiene correr con autos que nunca existieron en la calle.
En este contexto, el Torino, único símbolo con ADN 100% argentino, sobrevive como un acto de resistencia con apenas dos autos en pista y nula intención de la ACTC por devolverle protagonismo.
La noticia de Mercedes en el TC explotó en redes sociales. Los comentarios se dividieron entre quienes ven un aire fresco para la categoría y quienes sienten que el TC perdió el rumbo.
Un hincha sintetizó la bronca en un grupo de Facebook: "¿Mercedes en el TC? ¿Y el Torino mirando desde boxes? Esto ya no es el Turismo Carretera, es el Turismo Creativo".
La polémica no sorprende: la ACTC tiene un largo historial de mantener sus decisiones pese al rechazo inicial. Pero hoy el escenario es distinto: las redes amplifican la protesta y desgastan la imagen de la categoría en tiempo real.
Si el desembarco de Mercedes hubiera sido parte de un plan oficial de la marca, con un modelo de calle y una estrategia deportiva a largo plazo, la recepción habría sido otra. Pero al responder más a un movimiento de marketing que a un proyecto deportivo, la polémica está servida.
Los especialistas advierten que el TC se sostiene en el fanatismo tribal de Ford y Chevrolet, pero esa fidelidad no es infinita. Si la categoría sigue acumulando decisiones desconectadas de su historia, corre el riesgo de erosionar su base de hinchas más leales.
El Turismo Carretera es la categoría más antigua del mundo aún en actividad y un símbolo cultural del automovilismo argentino. Pero si prioriza los impactos comerciales inmediatos y deja de lado su esencia histórica, podría terminar vaciándose de sentido.
Como advierte un periodista especializado: "El día que el hincha sienta que el TC ya no representa lo que fue, ni el rugido de los motores podrá tapar el silencio de las tribunas vacías".
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