6 de noviembre de 2025
Aunque suelen pasar desapercibidas, las bujías son un componente fundamental para el rendimiento del motor. Su correcto mantenimiento puede evitar fallas, sobreconsumo y costosas reparaciones. En esta nota te explicamos cómo funcionan, qué tipos existen, cada cuánto se deben cambiar y cuáles son los síntomas más comunes de desgaste.
Las bujías son piezas pequeñas pero esenciales dentro del motor. Se encuentran dentro de los cilindros y su función principal es encender la mezcla de aire y combustible mediante una chispa eléctrica.
Esa chispa proviene de las bobinas, que envían una carga de alto voltaje a las bujías. Así se inicia la combustión interna que hace funcionar el vehículo.
La cantidad de bujías depende del tipo de motor:
Un motor de 3 cilindros tiene 3 bujías.
Uno de 4 cilindros, 4 bujías.
Y así sucesivamente.

En el mercado existen distintos tipos de bujías que se diferencian por el material del electrodo. Los más comunes son:
Bujías de cobre: Son las más económicas y se utilizan en la mayoría de los autos convencionales. Su duración promedio es de 30.000 km.
Bujías de platino: Ofrecen mejor rendimiento y mayor durabilidad, alcanzando los 60.000 km.
Bujías de iridio: Son las más resistentes y eficientes, ideales para motores modernos. Pueden durar hasta 100.000 km, aunque su costo es más elevado.
Consejo: Siempre revisá el manual del vehículo antes de cambiar las bujías. El fabricante suele especificar el tipo ideal para el motor de tu auto.

Tener una o más bujías en mal estado puede afectar directamente el rendimiento del motor. Algunos síntomas comunes de desgaste son:
Dificultad para arrancar: El encendido se vuelve irregular o requiere varios intentos.
Aceleración pobre: El auto responde con lentitud o pierde fuerza.
Mayor consumo de combustible: El motor trabaja de forma ineficiente y quema más nafta.
Ruidos o "golpeteos" en el motor: Una combustión deficiente puede generar vibraciones o sonidos extraños.
Si notás alguno de estos signos, es fundamental revisar las bujías. Postergar el cambio puede provocar fallas graves en el motor o incluso un aumento de las emisiones contaminantes.

La mayoría de los fabricantes recomienda cambiar las bujías cada 30.000 a 60.000 kilómetros, dependiendo del tipo y del uso del vehículo.
Un error común es reemplazar solo las que fallan. En realidad, siempre se deben cambiar todas al mismo tiempo para garantizar un encendido parejo y evitar un mayor consumo.
El reemplazo es un procedimiento relativamente sencillo, pero si no tenés experiencia, lo ideal es acudir a un taller mecánico de confianza para asegurar un ajuste correcto y evitar daños en la rosca de la culata.
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