10 de diciembre de 2025
El Gobierno envió al Congreso un proyecto que propone eliminar por completo los impuestos internos, conocidos como "impuesto al lujo", un tributo que desde hace décadas encarece autos, motos y otros bienes de alto valor. Aunque la primera escala ya había sido suspendida en enero, la eliminación total sólo afectará a los modelos más caros, con rebajas estimadas de hasta el 25% si la ley avanza.
El Gobierno presentó en la Casa Rosada el Proyecto de Modernización Laboral, un paquete amplio que también incluye una reforma impositiva con impacto directo en el sector automotor. El punto más relevante para el mercado es la propuesta de eliminar los impuestos internos, tributo vigente desde 1979 y responsable de muchas distorsiones de precios en autos, motos, embarcaciones y productos electrónicos.
El proyecto ya fue ingresado al Congreso para ser tratado en las sesiones extraordinarias del verano y cuenta con el apoyo del grupo de gobernadores del llamado Consejo de Mayo.
Los impuestos internos -popularmente conocidos como "impuesto al lujo"- fueron diseñados para gravar bienes considerados suntuarios. Con los años, y especialmente desde la reforma impulsada en 2013 por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el entonces ministro Axel Kicillof, el tributo se transformó en un impuestazo que terminó castigando incluso a vehículos nacionales de segmento medio.
Modelos como la Toyota SW4, la Chevrolet Tracker o la Mercedes-Benz Vito llegaron a quedar alcanzados por estas escalas, generando aumentos desproporcionados y pérdida de competitividad. En el caso de la Vito, el impacto fue tal que se frenó su producción nacional y el modelo volvió a importarse desde España.
Hoy, sólo está vigente la segunda escala del impuesto, que aplica únicamente a vehículos de lujo tras la suspensión parcial implementada por el presidente Javier Milei a comienzos de año. La nueva base imponible se actualizó la semana pasada, limitando su impacto a modelos de muy alto precio.

El texto enviado al Congreso plantea la eliminación total de los impuestos internos para:
Productos electrónicos
Objetos suntuarios
Automotores, motos, aeronaves y embarcaciones
Telefonía celular
Seguros
Servicios audiovisuales
Entradas de cine
Videogramas
Alquileres destinados a vivienda
Eso implica quitar de la legislación un tributo que distintos gobiernos usaron durante décadas como herramienta recaudatoria, muchas veces sin considerar los efectos sobre consumidores e industrias.

Si el Congreso aprueba la medida, el efecto principal sería sobre los vehículos de lujo, dado que la mayoría del mercado ya está fuera de la escala por la suspensión implementada a comienzos del año.
En ese escenario, analistas estiman posibles bajas de precios de hasta 25% en autos y motos de alta gama. No se esperan cambios en los modelos de producción nacional o de gama media, que ya venían exentos desde enero.
En palabras del Gobierno, el objetivo es reducir la presión tributaria y simplificar el sistema, aunque la propia Casa Rosada advierte que cualquier baja impositiva debe ir acompañada de una reducción del gasto público para que sea sostenible.

Desde su creación en 1979, los impuestos internos fueron modificados y ampliados varias veces. La reforma de 2013 fue una de las más contundentes y generó fuertes críticas dentro del sector automotor por encarecer vehículos que no necesariamente encajaban en la definición de "lujo".
En 2015, el gobierno de Mauricio Macri también anunció la intención de eliminarlos, pero la propuesta nunca avanzó. Paradójicamente, su entonces ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay -hoy vicepresidente de la automotriz Prestige Auto, representante de Mercedes-Benz en la Argentina- podría ser uno de los actores beneficiados si el nuevo proyecto se aprueba.
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