16 de diciembre de 2025
Antes de su presentación oficial en Berlín, Audi reveló que competirá como Audi Revolut F1 en su debut en la Fórmula 1. El nombre, los socios y la estructura ya están definidos, pero el verdadero desafío no pasa por la identidad visual ni el impacto del lanzamiento, sino por cómo una marca premium se adapta a un escenario cada vez más exigente y menos tolerante al error.
Audi dio otro paso formal rumbo a su ingreso como equipo oficial del Campeonato Mundial de Fórmula 1 en 2026. La denominación elegida será Audi Revolut F1, una combinación que deja en claro dos cosas: la necesidad de respaldo financiero fuerte y la intención de posicionarse más allá del automovilismo tradicional.
Revolut, una plataforma digital de servicios financieros que va desde pagos hasta inversiones y préstamos, aparece como socio principal en un contexto donde la F1 ya no es solo deporte, sino también un negocio global de audiencias, tecnología y datos. La pregunta es inevitable: ¿cuánto pesa hoy el nombre de un sponsor en la identidad real de un equipo?
El equipo será presentado el 20 de enero de 2026 en Berlín, con un evento cerrado que al día siguiente se abrirá al público. La idea es clara: que el desembarco tenga impacto más allá del paddock. Branding, experiencia y puesta en escena, en línea con lo que la Fórmula 1 moderna exige.
A menos de 50 días del inicio de la temporada, Audi mostrará cómo su identidad visual se traduce en la pista. Sin embargo, en un campeonato donde el rendimiento manda, la estética dura poco si los resultados no acompañan. La historia reciente de la F1 está llena de proyectos ambiciosos que chocaron con la realidad técnica.

Para evitar errores de base, Audi compró el 100% del Grupo Sauber, asegurándose control total del proyecto. La estructura suiza, con años de experiencia en la categoría, será la plataforma sobre la cual se construya el equipo alemán, ahora con participación del fondo de inversión de Qatar como socio estratégico.
La decisión apunta a algo concreto: no depender de terceros en un contexto donde la eficiencia operativa y la toma rápida de decisiones marcan la diferencia entre competir y simplemente participar.
En pista, el equipo mantendrá la dupla que ya compitió en 2025:
Nico Hülkenberg, como referencia experimentada para el desarrollo.
Gabriel Bortoleto, como apuesta joven pensando en el mediano plazo.
En la gestión deportiva, los nombres también pesan: Mattia Binotto y Jonathan Wheatley, dos perfiles con recorrido en estructuras de alto nivel, reportando directamente a Gernot Döllner. La cadena de mando está clara, algo que no siempre ocurre en proyectos nuevos.
Audi ya definió el nombre, los socios, la estructura y la cara visible del proyecto. Lo que falta -y no es menor- es responder lo más difícil:
¿Puede una marca premium adaptarse a una F1 cada vez más ajustada por costos?
¿Cuánto margen real hay para crecer frente a equipos ya consolidados?
¿El proyecto apunta a ganar o a posicionar marca?
La Fórmula 1 no espera a nadie. Audi ya está en la grilla, pero el verdadero examen empieza cuando se apagan las luces y el marketing deja de importar. Ahí, como siempre, manda el cronómetro.
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