Preventa y posicionamiento: el precio como argumento principal

La WR-V se ofrece en preventa a 39.990.000 pesos, con una única versión disponible. El número no es casual: queda claramente por debajo de la HR-V, que arranca bastante más arriba usando el mismo motor.

La lectura es sencilla: Honda necesitaba una SUV más accesible sin resignar el logo, aunque eso implique repetir mecánica y simplificar la propuesta. La WR-V no viene a competir con los referentes más completos del segmento, sino a captar a quien quiere una SUV "Honda" y no llega a la HR-V.

Mecánica conocida, sin sorpresas

El conjunto mecánico no trae novedades:

• Motor 1.5 atmosférico

• 121 CV

• Caja automática CVT

• Tracción delantera

Es un combo probado, confiable y sin ambiciones deportivas. No busca destacarse por prestaciones ni eficiencia extrema, sino por previsibilidad. Para uso urbano y conducción tranquila cumple, pero no ofrece ningún argumento técnico que marque diferencia frente a competidores más modernos o sobrealimentados.

La pregunta inevitable es: ¿alcanza con eso en 2025?

Equipamiento: correcto, pero sin margen para elegir

Honda decidió simplificar al máximo:

• Una sola versión

• Nivel EXL

• Paquete Honda Sensing de serie

Desde el lado del usuario, esto evita configuraciones confusas. Desde el mercado, limita opciones. No hay versiones más accesibles ni una tope de gama que eleve la vara. Es "esto o nada".

En seguridad, cumple con lo esperable hoy. En confort, no promete nada que no se vea en otros B-SUV bien equipados. No hay golpes de efecto.

¿Qué lugar ocupa realmente la WR-V?

Aunque creció en tamaño respecto a la generación anterior, la WR-V sigue jugando en una zona incómoda:

• Más grande que un hatch elevado

• Menos sofisticada que una SUV compacta "plena"

• Con precio intermedio en un segmento cada vez más competitivo

No viene a marcar tendencia ni a cambiar hábitos. Viene a ordenar precios y a cubrir un vacío comercial.

El punto crítico: repetir fórmula en un mercado que pide más

Honda apuesta a una receta conservadora:

• Mecánica conocida

• Equipamiento cerrado

• Precio como principal atractivo

Funciona para un público específico, pero deja una sensación clara: la WR-V no empuja el segmento hacia adelante, solo se acomoda dentro de él.

En un mercado donde cada vez hay más opciones con motores turbo, propuestas híbridas o mayor personalización, la WR-V juega a lo seguro. Demasiado seguro, tal vez.

Conclusión AutoDataAR

La Honda WR-V no es una mala SUV, pero tampoco una respuesta contundente a lo que hoy ofrece el segmento B. Es una opción lógica, sin riesgo y sin sorpresa. Y eso, en 2025, ya no garantiza relevancia.