23 de diciembre de 2025

criticas

GWM Tank 300: un 4x4 de verdad que incomoda a los referentes

El GWM Tank 300 desembarca en Argentina como una de las propuestas más disruptivas del mercado actual. Con chasis de largueros, motor turbo, bloqueos delantero y trasero y un nivel de confort inesperado, este SUV chino no busca agradar a todos: viene a demostrar que el off road duro ya no es patrimonio exclusivo de Wrangler o Bronco... ni de sus precios.

China dejó de golpear la puerta

El contexto importa. El mercado abierto permitió algo impensado hace pocos años: productos chinos que ya no llegan a "probar suerte", sino a competir de frente. El Tank 300 es hijo de esa evolución. GWM no es un nombre nuevo en la industria, pero Tank sí lo es: una submarca creada en 2020 para desarrollar SUVs con identidad off road real.

Y acá aparece el primer impacto. Diseño cuadrado, proporciones clásicas, guiños evidentes al mundo Wrangler/Bronco, pero con suficiente personalidad como para no quedar en la copia burda. Te puede gustar o no, pero pasa desapercibido seguro que no.

Chasis, reductora y bloqueos: la base no se negocia

La Tank 300 juega donde pocos se animan: chasis de largueros en un SUV mediano. Eso ya la coloca en un nicho muy específico. Bajo el capot aparece un 2.0 turbo de 217 CV y 380 Nm, asociado a una caja automática ZF de ocho marchas, un combo probado y confiable.

No es un misil, ni pretende serlo. El 0 a 100 km/h en 9,8 segundos es correcto para un vehículo que supera holgadamente las 2,5 toneladas. En ciudad se mueve con suavidad, con una caja bien calibrada y respuestas progresivas. En ruta, la octava marcha ayuda a bajar régimen y ruido, algo clave en un vehículo de este porte.

El punto discutible: neumáticos de orientación más urbana que off road. Favorecen confort, consumo y frenado, pero desentonan con el discurso aventurero. Desde la marca admiten que están evaluando cambios. Acá hay margen de mejora.

Donde marca diferencias: fuera del asfalto

Caja reductora, bloqueos delantero y trasero eléctricos, modos 2H, 4H y 4L, y hasta siete programas de conducción según terreno. El Tank 300 no juega a ser off road: lo es.

Con 224 mm de despeje, ángulos de ataque y salida de 34 y 33 grados y capacidad de vadeo de 700 mm, se mueve con soltura en barro, piedra y terrenos rotos. La combinación de reductora y bloqueos permite avanzar sin castigar el conjunto mecánico, incluso en situaciones donde otros SUVs "aspiracionales" directamente se rinden.

El Tank Turn (bloqueo selectivo para reducir radio de giro) y el control crucero off road no son gadgets para la ficha técnica: funcionan y suman control real cuando el terreno se complica.

Ciudad y ruta: el precio de ser auténtico

En uso urbano se siente lo que es: grande, pesado y con chasis tipo pick up. La dirección eléctrica ayuda en maniobras, la visibilidad es buena y las cámaras alivian el tamaño. Pero los baches pronunciados recuerdan que no es un SUV monocasco. Rebota, como rebota una "chata".

En ruta es estable y aplomado, aunque la aerodinámica no juega a favor. El viento lateral y el frontal se sienten. Acá el diseño manda sobre la eficiencia. Es una elección consciente.

Interior: más lujo del esperado

Puertas adentro, el Tank 300 sorprende. Materiales correctos, buena percepción de calidad y un nivel de equipamiento alto. Asientos de cuero Nappa calefaccionados y ventilados, regulaciones eléctricas, doble pantalla de 12,3", audio Infinity, techo solar y climatizador bizona.

Hay detalles discutibles, como algunos apliques demasiado llamativos, pero en general el ambiente está bien resuelto. La segunda fila ofrece buen espacio y el baúl cumple, con soluciones poco habituales como mesa outdoor y toma de 220V.

La multimedia tiene muchos menús y funciones, algo abrumadora al principio, pero usable con el tiempo.

Seguridad: sin excusas

Cinco estrellas ANCAP Australasia, seis airbags, controles electrónicos completos y un paquete ADAS amplio. No es el más refinado en calibración, pero está todo: frenado autónomo, control crucero adaptativo, mantenimiento de carril, punto ciego y cámara 360°.

Para un vehículo de este origen y enfoque, el mensaje es claro: la seguridad ya no es un punto débil.

Precio, garantía y la pregunta final

A 51.900 dólares, el GWM Tank 300 se mete en un terreno incómodo para los referentes históricos. Wrangler y Bronco cuestan casi el doble. Y como si eso fuera poco, suma una garantía de 6 años o 200.000 km, más una cobertura inédita de 10 años o 1 millón de kilómetros para motor y transmisión.

Los fierros están. El producto también. Ahora la incógnita es cultural: ¿el cliente argentino está listo para confiar en un 4x4 chino que, objetivamente, cumple con todo lo que promete?

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