23 de diciembre de 2025
La Hyundai Creta Safety ya se vende en Argentina como nueva versión de entrada de gama del restyling de la segunda generación. Importada de Brasil y posicionada 7.500 dólares por debajo de la Safety+, propone una ecuación conocida: mismo motor y estructura, pero con una poda selectiva de equipamiento que obliga a mirar con lupa qué se gana... y qué se pierde.
La Creta Safety es hoy la puerta de entrada al SUV chico de Hyundai en el mercado argentino. Se apoya en el rediseño presentado en 2025 y se posiciona por debajo de la Creta Safety+, que hasta ahora era la opción más "razonable" dentro de una gama que había escalado fuerte en precios.
No es una generación nueva ni una reinterpretación del producto: es, lisa y llanamente, una versión más barata del mismo auto.
En este punto no hay novedades. La Creta Safety mantiene el conocido motor 1.5 naftero de cuatro cilindros, 16 válvulas y distribución variable por cadena, que entrega 115 cv y 144 Nm de torque. Se combina exclusivamente con la caja automática IVT (CVT con ocho marchas simuladas) y tracción delantera.
Es una mecánica probada, confiable y sin pretensiones deportivas. Cumple en ciudad, es suave en el tránsito diario y no ofrece sobresaltos. Tampoco emociones. En un contexto donde varios rivales ya ofrecen motores turbo, queda claro que Hyundai apuesta a la previsibilidad antes que a la innovación.

El principal atractivo de la Creta Safety está en el número: 27.500 dólares, contra los 35.000 dólares de la Safety+. La diferencia es grande y deliberada. Hyundai necesitaba una versión que volviera a acercar a la Creta a un público que había quedado afuera por precio.
El problema es cómo se logró esa rebaja.

De serie, la Creta Safety mantiene seis airbags y llantas de 17 pulgadas, un piso aceptable para el segmento. Sin embargo, cuando se la compara con la Safety+, aparecen los tijeretazos más sensibles.
Pierde el frenado autónomo de emergencia, el sistema de mantenimiento de carril, el control de crucero adaptativo y otras asistencias avanzadas. Es decir: conserva la seguridad pasiva, pero resigna buena parte de la seguridad activa que hoy empieza a ser un diferencial incluso en el Segmento B.
También hay ajustes claros en confort y tecnología: pantalla multimedia más chica (8 pulgadas en lugar de 10,25), climatizador manual en vez de bizona y la ausencia del techo panorámico.
Nada de esto sorprende. Pero obliga a una pregunta incómoda: ¿hasta qué punto sigue siendo competitiva frente a rivales que ya ofrecen ADAS incluso en versiones intermedias?

Con la Creta Safety, Hyundai logra algo clave: bajar la barrera de entrada. Para muchos usuarios, eso será suficiente. El producto sigue siendo sólido, bien terminado y con una mecánica conocida.
Pero también resigna parte del discurso de "SUV segura y moderna" que la marca venía construyendo. En un mercado donde la seguridad activa empieza a ser un argumento de peso, eliminar ADAS no es un detalle menor.
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