24 de diciembre de 2025
El problema es que algunas decisiones tomadas "para cuidar el auto" terminan generando daños mayores, riesgos de seguridad y gastos innecesarios. Saber qué no hacer es tan importante como saber cómo actuar.
Ante la caída de granizo, el error que sí o sí hay que evitar es frenar o estacionar debajo de árboles, carteles, marquesinas livianas, techos precarios o estructuras improvisadas.
La lógica parece sencilla: "me cubro del granizo". Pero en la práctica, esa decisión suele empeorar el escenario.
Las tormentas con granizo casi siempre vienen acompañadas de:
ráfagas fuertes,
lluvias intensas,
objetos sueltos en movimiento.
En ese contexto, ramas, chapas, carteles mal fijados o restos de obra pueden desprenderse y caer sobre el auto con mucha más violencia que una piedra de hielo. El resultado suele ser peor que el daño que se intentó evitar.

Estacionar en lugares no seguros durante una tormenta puede derivar en problemas más graves que los clásicos abollones por granizo:
Golpes estructurales en techo, capot o portón
Rotura de parabrisas, luneta o vidrios laterales
Daños en espejos, ópticas y pilares
Riesgo físico para los ocupantes
Multas o choques por detenerse en zonas no habilitadas
Un bollo por granizo es, en general, reparable. Un parabrisas estallado por una rama o una chapa puede inmovilizar el auto y disparar costos mucho más altos.

Si la tormenta te sorprende en la calle o en la ruta, lo más sensato suele ser priorizar seguridad antes que estética.
Las mejores opciones son:
Buscar una cochera cerrada o estacionamiento cubierto
Detenerse en una estación de servicio con techo firme
Si no hay refugio, reducir la velocidad, encender balizas y circular con máxima precaución hasta que pase lo peor
Frenar de golpe o improvisar un refugio en cualquier lugar suele ser una mala idea.

Si tenés margen de tiempo y condiciones seguras, cubrir el auto puede ayudar, pero con criterio:
Mantas gruesas, cartón o fundas antigranizo funcionan solo si se colocan antes de que la tormenta esté encima
No vale la pena exponerse al granizo fuerte o al viento para "salvar" la chapa
Ninguna cobertura casera justifica un accidente o una lesión
A veces, aceptar un daño menor es la opción más racional.
El granizo daña autos, eso es inevitable. Pero muchos de los problemas más graves aparecen por decisiones apuradas. Intentar proteger el vehículo a cualquier costo suele ser un error.
Pensar primero en seguridad, evaluar el entorno y evitar refugios improvisados puede marcar la diferencia entre un arreglo menor y un problema serio.
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