Los orígenes: de un invento francés al automovilismo alemán

La idea de una transmisión de doble embrague nació en 1939 con Adolphe Kégresse, un ingeniero francés que quiso probarla en un Citroën Traction Avant, aunque nunca logró financiamiento. Décadas más tarde, en 1961, los británicos lo intentaron con el Hillman Minx Easidrive, un sistema con embragues electromagnéticos y solenoides. El concepto era prometedor, pero la confiabilidad fue nula.

El gran salto lo dio Porsche en los años 80, cuando llevó la tecnología a las pistas con el 956 y el 962C, y más tarde al icónico Audi Sport Quattro S1 del Grupo B. Aquellas cajas, precursoras de la actual PDK, eran rápidas y reducían el turbolag, pero tenían un problema: el sobrecalentamiento de los embragues. La solución llegaría años después con los sistemas húmedos.

El primer auto de calle con doble embrague

Aunque Porsche perfeccionó la tecnología, fue Volkswagen quien dio el golpe final: en 2003 lanzó el Golf R32, el primer auto de producción masiva con caja de doble embrague (DSG).

Fabricada junto a BorgWarner, esta transmisión de 6 marchas con doble embrague húmedo podía trabajar en modo automático o manual. Asociada al motor VR6 3.2L de 240 CV y tracción integral, permitía que el R32 acelere de 0 a 100 km/h en 6,4 segundos, todo con un consumo más contenido que una caja automática convencional.

Además, incorporaba dos tecnologías que hoy parecen comunes pero en ese momento eran inéditas en un compacto:

• Launch Control: salida programada para máxima aceleración.

• Rev-Match electrónico: el famoso "punta-taco" automático al bajar marchas.

Porsche, el mito y la realidad

Si bien la PDK de Porsche debutó oficialmente en calle en 2009, muchos entusiastas creen que la marca fue la pionera en producción. La realidad es que el Golf R32 abrió el camino, democratizando una tecnología que luego se expandió a modelos más accesibles y hasta a SUVs familiares.

Crítica profesional

La historia de la doble embrague muestra cómo una idea con más de 80 años de antigüedad necesitó de la competencia en pista y de la producción masiva de Volkswagen para llegar al gran público. Hoy, tanto DSG como PDK son sinónimo de rapidez, eficiencia y deportividad, pero el verdadero pionero de calle no fue un superdeportivo, sino un Golf.