El camino hacia Bakú: del GP de Italia al simulador

Después de finalizar 17° en Monza, en una carrera marcada por problemas técnicos que dejaron a Alpine sin chances de sumar, Colapinto decidió no volver de inmediato a la Argentina ni viajar antes de tiempo al circuito azerí. En su lugar, se instaló en Inglaterra, en la sede de Enstone, para trabajar de lleno en el simulador del equipo.

En redes sociales se mostró bajo la lluvia en la base británica, donde pasó largas jornadas probando configuraciones y estrategias. "Cada dato que entregamos es clave para mejorar en pista", señaló el entorno del piloto, destacando la importancia de este trabajo invisible pero fundamental para cada fin de semana de carrera.

La tecnología detrás del simulador

Los simuladores de fábrica, como el que usa Colapinto, reproducen con gran precisión las condiciones reales de un Gran Premio. Dentro de una cabina que replica el habitáculo de un F1, los pilotos se entrenan con casco, mono y volante original, enfrentando distintos escenarios virtuales: desde curvas de alta velocidad hasta cambios bruscos en el clima.

Esta herramienta permite llegar mejor preparados a circuitos urbanos como el de Bakú, donde las rectas largas se combinan con sectores estrechos y muros a centímetros de los autos.

Bakú, un circuito especial para Colapinto

La próxima cita del calendario será el Gran Premio de Azerbaiyán, el domingo 21 de septiembre. Y para Colapinto no es un trazado cualquiera: en 2024, al mando de un Williams, logró allí su mejor resultado en la Fórmula 1. Clasificó 9° y terminó 8°, sumando sus primeros cuatro puntos en la categoría y convirtiéndose en el octavo argentino de la historia en puntuar en la F1.

Ahora, con Alpine, buscará volver a destacarse y disipar los rumores sobre su futuro en 2026, en medio de un mercado de pilotos cada vez más competitivo.