23 de diciembre de 2025
En un encuentro íntimo organizado por Renault Argentina, Franco Colapinto se refirió al futuro de la Fórmula 1 y al profundo cambio reglamentario que llegará en 2026. Lejos de las promesas fáciles y del discurso marketinero que suele rodear a la categoría, el piloto argentino dejó en claro que el nuevo ciclo abre oportunidades, pero también incógnitas, tanto a nivel técnico como deportivo.
No fue una conferencia de prensa tradicional ni un anuncio rimbombante. El formato fue cuidado, reducido, casi personal. Un grupo selecto de periodistas, amigos, hinchas e influencers compartieron una charla con Colapinto que tuvo más de reflexión que de titulares explosivos.
Y ahí estuvo la clave: lo más interesante no fue lo que dijo, sino lo que eligió no prometer. En una Fórmula 1 acostumbrada al hype permanente, el argentino se paró en un lugar incómodo pero honesto: el de la cautela.
Colapinto fue claro al hablar de su participación en el proyecto 2026 de Alpine.
"Estoy participando en el auto de Alpine 2026, pero lógicamente todavía no lo probé en pista, sólo en un simulador", explicó.
La frase, simple y directa, marca un límite. No hay conclusiones definitivas sin kilómetros reales. El simulador es una herramienta clave, pero no reemplaza al asfalto. Y Colapinto lo sabe.
"No sé cómo se va a adaptar el nuevo auto a mi manejo; es difícil saberlo porque no lo probé en pista", agregó, bajando cualquier expectativa exagerada antes de que se genere.

Lejos de esquivar el aspecto técnico, Colapinto se metió de lleno en uno de los puntos más sensibles del reglamento 2026: la gestión de la energía.
"La parte de la energía eléctrica es muy importante, entonces la conducción se va a basar en maximizar el motor eléctrico: hay que levantar antes de la curva y frenar con más anticipación... hay muchas variables".
Traducido a pista: el manejo cambiará. Ya no será solo atacar curvas y frenar al límite, sino leer la carrera, anticiparse y administrar recursos. El piloto rápido deberá ser, además, inteligente.
En ese contexto, la Fórmula 1 que viene promete premiar algo más que el talento puro: premiará la capacidad de adaptación.

El foco no estuvo solo en el auto. Colapinto dejó entrever que Alpine atraviesa una reestructuración interna importante.
"Estamos trabajando mucho con el equipo para tener un buen año, hay muchos cambios en la estructura y creo que todo es para positivo".
Sin dar nombres ni detalles finos, el mensaje fue claro: el 2026 no es solo un cambio técnico, también es un punto de quiebre organizacional. Nuevas reglas suelen generar nuevas jerarquías, pero también errores costosos.
Quizás el concepto más interesante llegó sobre el final.
"Hay que ver qué pasa en enero y ver cómo están los otros, es difícil cuantificar la performance porque no sabemos cómo están los demás. Si peleamos por puntos va a ser muy positivo".
No hubo promesas de podios ni discursos épicos. Hubo un objetivo concreto, medible y lógico. En una Fórmula 1 cada vez más compleja, donde medio segundo puede separar el éxito del fondo del pelotón, sumar puntos ya es un logro.
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