El retrovisor interno y su función oculta

Al manejar, los espejos son tan importantes como el volante: permiten anticipar maniobras, controlar lo que pasa alrededor y reaccionar a tiempo. En el caso del retrovisor central, hay un detalle que suele pasar desapercibido: la pequeña palanca o botón en la parte inferior.

Su función es cambiar el ángulo del espejo para reducir el reflejo de las luces de los vehículos que circulan detrás. Esto es especialmente útil durante la noche o la madrugada, cuando el uso obligatorio de las luces puede provocar encandilamientos que dificultan la visión.

Unos segundos de distracción o pérdida de visibilidad pueden ser críticos en rutas o autopistas. Por eso, este mecanismo -presente en autos nuevos y viejos- es una solución simple pero vital para mantener la vista despejada y evitar accidentes.

La evolución: retrovisores electrocrómicos

La industria automotriz dio un paso más en seguridad con los espejos electrocrómicos. En lugar de la clásica palanca, estos retrovisores se oscurecen automáticamente gracias a un sistema de capas de vidrio que reaccionan a la luz mediante un microprocesador y sensores.

• Tiempo de respuesta: apenas 6 segundos para oscurecerse.

• Recuperación: tarda algunos segundos más en volver a la capa clara.

• Ventaja clave: el conductor no necesita realizar ninguna acción manual.

Esta tecnología, que ya equipa a varios modelos nuevos en Argentina, no solo está disponible en el espejo interno: algunas marcas la extendieron también a los retrovisores laterales. Además, el sistema puede activarse o desactivarse con un simple botón, según la preferencia del usuario.

Más seguridad al volante

Mantener la vista libre de encandilamientos no es un detalle menor. Cada segundo cuenta, y un reflejo molesto puede retrasar la reacción del conductor frente a una maniobra inesperada.

Con el botón tradicional o con la nueva tecnología electrocrómica, el objetivo es el mismo: garantizar una conducción más segura, especialmente en condiciones nocturnas.