20 de agosto de 2025
Conducir bajo la lluvia es una de las situaciones más desafiantes para cualquier automovilista. La visibilidad se reduce, los frenos tardan más en responder y el riesgo de aquaplaning aumenta. En esta guía completa te contamos cómo prepararte antes de salir, qué medidas tomar al volante y cómo actuar en casos extremos como tormentas eléctricas, calles anegadas o granizo.
Si el pronóstico anuncia lluvias fuertes y no es urgente manejar, lo ideal es dejar el auto guardado. Pero si no tenés alternativa, revisá estos puntos básicos:
Limpiaparabrisas: asegurate que las escobillas no estén gastadas ni duras.
Neumáticos: el dibujo debe tener profundidad suficiente para evacuar agua.
Climatización: probá que el aire acondicionado y el desempañador funcionen bien.
Luces: chequeá todas, incluidos rompenieblas y balizas.
Frenos: deben responder con firmeza y sin desvíos.
Espejos: aplicá productos antiempañantes si no tienen desempañador eléctrico.
Cuando la tormenta ya está en curso, es fundamental extremar la precaución:
Usá siempre cinturón de seguridad.
Mantené mayor distancia con el vehículo de adelante.
Señalizá con intermitentes cualquier maniobra con anticipación.
Evitá los baches: pueden estar más profundos de lo que parece.
Si la lluvia o el granizo son muy intensos, buscá un lugar seguro para detenerte.
No uses luces altas, reducen la visibilidad propia y de los demás.
Recordá: los rompenieblas se encienden solo con lluvia fuerte o niebla.
Aunque los autos suelen ser seguros frente a rayos, minimizá riesgos:
Cerrá ventanas y evitá tocar partes metálicas.
No estaciones bajo árboles ni cerca de barandas metálicas.
Si no queda otra opción que atravesar una calle anegada, seguí estas pautas:
Si el agua supera la mitad de la rueda, no avances.
Circulá en primera marcha, despacio y con el motor revolucionado.
Evitá frenar de golpe o poner punto muerto.
Nunca subas el auto a veredas o canteros.
Si el motor se apaga por ingreso de agua, no intentes encenderlo.
El aquaplaning ocurre cuando los neumáticos pierden contacto con el asfalto por una capa de agua. Para reducir el riesgo, mantené los neumáticos en buen estado y con la presión adecuada. Si te sucede:
Conservá la calma.
Soltá suavemente el acelerador.
Mantené el volante firme en recta.
Evitá frenar bruscamente.
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