25 de junio de 2025
Aunque suelen pasar desapercibidos en días soleados, los limpiaparabrisas cumplen un rol fundamental en la seguridad al volante, especialmente bajo lluvia o niebla. Conocer cuándo y cómo cambiarlos, así como aprender a cuidarlos correctamente, puede ahorrarte problemas y hasta prevenir accidentes. En esta nota te contamos cómo detectar el desgaste, qué señales hay que tener en cuenta y cómo alargar su vida útil con consejos simples y efectivos.
Los limpiaparabrisas son un elemento esencial de seguridad que, muchas veces, los conductores argentinos suelen subestimar. Pero cuando llega la lluvia, la niebla o incluso la suciedad de la ruta, son los responsables directos de mantener la visibilidad en condiciones óptimas. Un par de escobillas deterioradas pueden afectar drásticamente tu capacidad para ver la ruta, otros vehículos o peatones.
¿Hace cuánto que no los revisás? Si notás alguna de estas señales, es momento de pensar en un recambio:
Las gomas se endurecen o agrietan por el sol, la tierra o el tiempo. Esto genera bandas sin limpiar que afectan la visibilidad.
Si quedan gotas o manchas que no se van, probablemente la goma esté curvada o rajada y ya no barre como debería.
Si notás que "saltan" o vibran mientras limpian, puede deberse a una curvatura permanente provocada por calor extremo o frío intenso.
Una escobilla desgastada o de baja calidad puede hacer ruido al deslizarse, señal clara de que perdió eficacia.
Para no tener que cambiarlas antes de tiempo, seguí estos tips prácticos:
Mejor si agregás un líquido especializado para remover manchas difíciles. Evitá productos abrasivos o caseros que puedan dañar la goma.
Poca lluvia = baja velocidad
Mucha lluvia = alta velocidad
Esto evita forzar el sistema y prolonga la vida útil de las escobillas.
No hay una fecha exacta, pero los expertos recomiendan revisarlas al menos dos veces por año, idealmente al comienzo del otoño y la primavera. En zonas con mucho polvo o clima extremo, puede ser necesario hacerlo más seguido.
Una buena visibilidad puede marcar la diferencia entre un viaje tranquilo y una situación de riesgo. Por eso, no subestimes el mantenimiento de los limpiaparabrisas. Con unos simples cuidados, te asegurás de que estén listos cuando más los necesitás.
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